CONVIVENCIA. Cinco miradas.
Convivir es habitar un mismo espacio, un espacio de encuentro en el que las diferencias coexisten en armonía. En un mundo regido por la individualidad, la idea de convivir nos invita a pensar en el otro, nos enfrenta al desafío de incluirlo y a cuidar ese espacio compartido.
Siguiendo esta premisa concibieron esta muestra Elvira Cibotti, Anne Luz Castellanos, Giselle Lekerman, Paula Botto Fiora y Gaby Squassini. Las piezas de joyería fueron surgiendo a partir de encuentros semanales: intercambiar ideas, cruzar miradas, generar un espacio de confianza donde nutrirse alrededor de una taza de café.
Elvira cubre con sucesivas capas de papel bellas semillas de araucaria. Anne Luz reutiliza las teclas y mecanismos de un piano en desuso otorgándole una nueva significación a esos restos de animales. Giselle une la pintura y el metal en expresivas piezas que honran a su padre. Paula pone el foco en esa búsqueda desesperada de una belleza estereotipada, con sus delicados espejitos cubiertos de prospectos de medicamentos. Gaby transforma el plástico que nos rodea en coloridos collares.
¿Cómo convivir en un mundo donde pareciera que de lo que se trata es de sobrevivir?
Ramas carbonizadas producto de los incendios que arrasan la flora y la fauna de la Patagonia; pájaros que huyen de un huracán buscando refugio; recuerdos grabados en estalactitas de pinturas que sanan el alma; espejos que nos devuelven una imagen distorsionada de nosotros mismos; desechos plásticos que invaden los océanos.
La convivencia puede volverse asfixiante, de esta idea surgió la «serie desasosiego» para la cual cada artista concibió, con su técnica y sus materiales habituales de trabajo, un collar que incomoda, que es difícil llevarlo al cuello.
Pero hay indicios que nos dan esperanza en este planeta que nos «ahoga»: el ave fénix que renace en un mundo arrasado, un brote que asoma entre las piñas y semillas que sobrevivieron a un incendio, gente que se solidariza separando plástico para reciclarlo, el surgimiento de algo bello a partir del dolor profundo que causa la pérdida de un ser querido, la toma de conciencia de la inutilidad de perseguir ideales de belleza inalcanzables.
En este mundo hostil en el que por momentos nos sentimos desbordados siempre hay un espacio para el disfrute y la alegría, un resquicio de luz en el que se hace posible una convivencia cómplice y creativa, en la que las miradas personales dialogan para construir un discurso colectivo.
Estefanía Radnic
Cinco artistas comprometidas con la exploración, buscamos reflejar en esta serie las tensiones y desafíos que surgen de la convivencia cotidiana acercándonos cada una con nuestras diferentes miradas.
Estos collares no pretenden adornar si no incomodar cuestionando la comodidad superficial en la que solemos refugiarnos.
Cada una desde su lugar y con sus materiales expresa de una manera muy personal los temas que nos afligen y nos llaman a la reflexión.
La belleza no se funda en el objeto sino en el que lo contempla. Umberto Ecco
¿Qué es la belleza? En las últimas décadas la belleza se ha centrado en el plano físico generando un gran mercado. Sentimos la necesidad de perseguir un paradigma social en el que quedamos atrapados con estereotipos e ideales inalcanzables. Tener que ser joven y bello.
Nada es natural, la industria de la belleza avanzo hasta sobre los jóvenes que se someten a todo tipo de tratamientos a muy temprana edad. Somos vulnerables a la mirada del otro y tenemos que convivir con la crueldad de las redes sociales.
Esta serie propone invitar a la reflexión y crear conciencia sobre la convivencia del ser humano con nuestro planeta Tierra. He estado trabajando con instrumentos rotos, cuestionándome el uso de animales para tales fines. Trabajar con dos pianos antiguos me provoca una dualidad de sentimientos, ya que, por un lado, me genera un gran conflicto recordar el origen primario de los materiales utilizados en estos instrumentos, y, por otro, me satisface poder dar una segunda vida a este material descartado.
"¿Pájaro que comió, voló?" nace a raíz de un devastador huracán en México, mi tierra natal, después de escuchar a mi madre por teléfono decirme que ya no había pajaritos. Sentí un vacío interno. No encontré otra forma para expresar este temor de quedarnos sin flora y fauna por el calentamiento global que hacer esta colección para rendirles homenaje.
Encuentro pájaros en los mecanismos de los pianos y hago un llamado de atención a la relación entre el ser humano y las aves, una relación en la que, con total impunidad, seguimos cazando y privando de su libertad a estas criaturas por el simple placer humano.
Somos observadores pero también protagonistas de la delicada relación entre la humanidad y el medio ambiente, un vínculo esencial para la vida en el planeta.
El impacto de los incendios forestales es devastador, arrasando con vidas, hogares y hábitats naturales.
En un mundo donde los recursos naturales ya no son inagotables, se impone reflexionar sobre nuestra convivencia con el planeta, la responsabilidad que nos toca y actuar en consecuencia.
Y en un momento me apropié de tu pintura
Tu pintura, mi expresión.
La pintura nos une
La pintura nos encuentra
Metal y pintura, vos y yo
Uniendo mundos
Pedacitos nuestros
El pasado y el futuro
Encuentro sin palabras,
Encuentro que sana
En el reencuentro te recuerdo
Pedacitos nuestros
Y en el arte te dignifico y te siento cerca
Nos seducen, nos atraen, nos envuelven. Están por todos lados.
Y seguirán estando.
Duran muchos, pero muchísimos años.
Los separamos. Los reducimos. Los reciclamos. Pero al mar llegaron hace rato.
Como no puedo con ellos, decidí transformar el plástico de tapas de envases en piezas de joyería. Y darles una nueva oportunidad. Un nuevo uso.
El problema es colectivo y nos involucra a todos. Por eso la materia prima con la que trabajo es el aporte de muchas personas que las separan y las acercan formando parte de este proyecto.