COMO ESPORAS
Parada en una intersección de la ciudad que habito,
Fluyen bajo mis pies ríos de agua turbia y pesada,
Configurando un plano que no deja ver el horizonte,
Ya que sus grises a medida que se van oscureciendo,
Aumentan su capacidad de cubrir otros colores,
Dejando solo pequeños rastros como esporas,
Que dan cuenta de que aquí hubo otra vida.
La ofrenda de Joyas para la Yacurmana nos ha convocado.
Hoy en mi trashumancia detengo el Taller Peregrino en este entorno sagrado,
sobrecogedor. Pero es el Agua quien nos reúne, ella nos interpela, la URGENCIA
por resguardarla, la necesidad de conservarla…
Como tributo a la deidad milenaria elijo, con los materiales que este lugar ofrece,
elaborar y engarzar morteras, cuencos.
Desde la propuesta “Cuenco Peregrino”
animo a este quizá “primer dispositivo cultural”, a lucir como un Dije en esta
Gargantilla para la Yacurmana.
AGUA Y SUELO
Agua que corre, que falta, que es habitada. Agua que arrasa, que guarda la vida. Agua con agua, planta piedra, tierra. Agua que no vemos, que no cuidamos, agua derrochada, contaminada. Agua que sedimenta, construye y derriba. Agua que se acapara y agua repartida. Siempre imprescindible.
Vivo en la Provincia de Buenos Aires. Toda ella un humedal. Tierra plana que cuando recibe el agua se impregna, retiene y, lo que la excede, drena hacia arroyos y ríos… llega al mar.
En su estar sobre terreno virgen y esponjoso, acumula en la planicie, convive con innumerables seres, nutre la tierra, la hace fértil y retarda su pérdida en el agua salada.
Cuidar los humedales es cuidar el agua, proteger la vida.
Es urbanizar con conciencia ambiental, cultivar y explotar los recursos naturales con responsabilidad para la continuidad de nuestra existencia en la Tierra.
La riqueza viva del suelo, y que a veces no entendemos.
Mis piezas de joyería fueron creadas con un profundo respeto y devoción como ofrenda a la Yacurmana, o Diosa del agua. Son mi tributo a la divinidad que representa la fluidez, la pureza y la vitalidad del agua en nuestras vidas. La Yacurmana es una criatura mitológica guardiana de ríos, lagos y armonía en la naturaleza. Las pequeñas vasijas de barro han sido modeladas con arcilla recolectada en la provincia de La Rioja, y cocidas en mi estufa a leña. Estas vasijas están inspiradas en las tinajas que utiliza la Yacurmana para almacenar el agua de lluvia. En las piezas se pueden observar otros simbolismos tales como el pez, el agua, los cabellos largos de la Yacurmana, el amor a la naturaleza y la vida misma. Además de la tierra de La Rioja, escogí otros materiales naturales tales como la plata, cobre, hueso, pelo de yegua, e hilo sisal como elementos simbólicos para transmitir la esencia de La Diosa del Agua. Son una invitación a reflexionar sobre la conexión sagrada que nos une con el elemento agua y con la tierra que nos sustenta.
Cura de palabra, pócima
Encontrar esas palabras sanadoras,
escuchar las dichas,
beberlas de a gotas,
sentir su efecto en silencio,
portarlas cual joya,
ofercerlas como medicina.
Cura de palabra es un proyecto que vengo realizando, con la idea de la palabra dicha y escrita, su poder de cura y antídoto y su portabilidad como joya.
En esta oportunidad las palabras fueron encontradas junto a las aguas de la Yacurmana.
Me preocupa mucho no seguir añadiendo residuos o piezas de comercio al mundo sin sentido.
Llevo unos años utilizando fibras naturales y metales reciclados, siempre intento reutilizar materiales existentes. Para esta convocatoria quiero traer elementos de desecho cotidianos a la mesa la playa o el campo y hacerlos ser joyas contemporáneas para esta deidad nuestra.
Agua
Agua para La Yacurmana
Me das, te doy
Gracias, gracias, gracias!!
Metamorfosis: Plegaria a la Yacurmana
La Yacurmana es el espíritu del agua, el agua es el principal elemento de la vida.
Al encontrarme con las vainas del poroto (que se siembran y cosechan en el N.O de nuestro país) resolví que mi trabajo fuera con las vainas y con biomateriales.
Mi producción está destinada a regresar a la tierra y en este proceso se completa un ciclo de renovación y fertilidad.
En esta muestra en donde nos conectamos con la Yacurmana creamos conciencia sobre lo efímero y sobre la importancia de vivir en armonía con el entorno que nos alimenta.
Piel de cactus, diamantes de granito.
Los claveles de aire como prendedor.
Una canción distante en el zumbido de las avispas
Y el aire dulce con el perfume de la jarilla.
La montaña rosada de mañana y violeta de tarde.
En el reino de la yacurmana el alhajero tiene infinitas joyas.
Durante mi viaje a Valdivia, al sur de Chile, la belleza del paisaje y la fuerza de la naturaleza me conmovieron profundamente. Mientras caminaba, me pregunté: si hundiera mis manos en la tierra, ¿qué podría encontrar? En mi regreso a Mendoza, más cerca de Anillaco y de la cascada de la Yakurmana, recogí trozos de troncos y arcilla de los lugares por donde pasaba. Estos elementos se transformaron en parte de mi obra, conectando la esencia de esos paisajes distantes con la inspiración de la cascada que tanto me impactó.
Recipientes para almacenamiento de semillas para siembra. Inspirado en los vientres maternos y los nidos de aves que resguardan la vida conteniendo semillas que serán fecundadas gracias a la acción de Yacurmana Diosa del agua y Pachamama.
El collar y el sombrero para la Yacurmana son piezas artesanales que capturan la esencia y la creatividad de la naturaleza. Cada flor está cuidadosamente hecha a mano utilizando fieltro teñido artesanalmente, dando tonos jazpeados , logrando colores únicos y vibrantes que remiten a la energía de los elementos naturales como los árboles, las piedras, las montañas, el agua de la cascada y las flores.
Busco una conexión emocional profunda con lo material y lo estético, resaltando la belleza y el valor artesanal de las piezas. Me propuse usar materiales sostenibles que rindan homenaje a la Diosa del agua, que sea suave al tacto y calentito, para generar placer y amorosidad.
Son piezas para el cuerpo, y una declaración de amor por la naturaleza y la artesanía.
La Yacurmana nos ha convocado. Nuestras ofrendas nos conectan íntimamente con la naturaleza. Ruego que nuestros deseos más nobles se fundan el crisol del encuentro y se amalgaman nuestros trabajos artísticos en pos de un futuro mejor. Donde la diversidad sea celebrada, la solidaridad habitada con respeto y colaboración.
Como símbolo de estas necesidades imperiosas confeccioné dos collares para portar sobre nuestro corazón el “Llamado de la Yacurmana”, campanas desplegando sonidos líquidos que nos invitan a la reflexión sobre el cuidado del medio ambiente y al trabajo en comunidad.
El collar corto, porque tenemos poco tiempo para “Volver a empezar”, representa el caos sobre el tejido social y de la naturaleza. Nos interpela a la reparación y a una convivencia pacífica en un entorno sustentable.
Brazaletes
Rodear, adornar, son los signos que significan el brazalete.
Cuando el agua cae, el brazalete rodea su caída y adorna la gracia que con ella llega.
Escondida detrás del esmerilado cielo revuelto que dejó el Zonda…
A lo lejos, en las sierras de colores violeta. Se deja ver, como de a ratos, la brillante cabellera de La Yacurmana.
Ahora congelada en fríos cristales de agua, en las alturas.
Altar portante, escapulario, ruego, rezo, plegaria, ofrenda para la Yacurmana.
Reconocernos vulnerables, convocar lo Divino y volver a la Vida sabiendonos parte de la naturaleza.
En este proyecto se enlazan lo ancestral y lo cotidiano en un diálogo íntimo.
Las piezas evocan la forma de morteros y cuencos, herramientas fundamentales en mi práctica cerámica.
Están hechas de porcelana y chamote reciclado de fragmentos rotos.
Esta obra nace de la conexión con la Yacurmana y se ancla en la memoria de la cascada de mi antiguo barrio en la Patagonia, un lugar que define mi identidad y mi lugar en el mundo, estás joyas son testigos de cómo las historias y las herramientas del pasado sostienen y moldean mi presente, conteniendo en cada pieza fragmentos de lo que soy y lo que viví.
Cuando la Yacurmana está feliz, fluye a cascadas carcajadas.
Acaricia piedras y vidrios de colores y los hace lisitos para que dancen con ella.
Cuando la Yacurmana baila, brilla con el sol y con la luna.
La tierra le regala escamas de mica. Entonces ella la salpica con su cola de sirena, como papel picado, espejitos que reflejan la sonrisa de una mujer líquida generosa y sabia.