DEVOCIONES DOMÉSTICAS: UNA RETROSPECTIVA DE DOS CABEZAS
Vivir y sobrevivir 15 años entre la joyería de arte y la
joyería de autor es un ejercicio constante de equilibrio y negociación. Son dos
cabezas compitiendo por habitar un mismo cuerpo y tiempo, entrelazando mundos
que intentaba, sin éxito, mantener separados. Hasta hoy, que los reúno.
Mi joyería de arte nace de un universo interior y una
necesidad por comprender las manifestaciones del amor: es intrincada, familiar
y doméstica. En ella, afectos, recuerdos y revelaciones se tejen en homenajes
íntimos, resonando con la ternura y la protección del adorno popular de las
casas de mis abuelas: honesto, devoto, laborioso y latinoamericano. Esta obra
es una exploración constante de materiales y técnicas, dando vida a objetos que
se inspiran en flores artificiales, vestimentas para artefactos, animitas, paños
bordados y virgencitas. Joyas con más vida social que la mía, viajando por museos,
galerías y publicaciones del mundo, regresando siempre al cajón de mis tesoros.
En contraste, CasaKiro Joyas surge del universo exterior,
donde imaginarios del mar, el aire y la tierra construyen paisajes oníricos.
Este mundo es ligero, colorido, alegre e intuitivo, con la resina como
protagonista en múltiples formas y técnicas propias. Es una creación pensada
para ser llevada por otras, donde el acto de soltar y dejar es parte del
proceso creativo.
Esta sala cuenta la historia ruidosa de mi joyería de arte, la
historia silenciosa de CasaKiro y las 3 piezas premiadas en la I, II y III
Bienal de Joyería contemporánea Latinoamericana del 2016, 2018 y 2021.